1932-capitulo-3
Episodio 3 Tiana.
Al final desistí de intentar devolver a la chica. Después de todo, el precio de recompra era demasiado bajo. Y el hecho de que sorprendentemente no tuviera mal aspecto me hizo reconsiderarlo. Su figura, envuelta en harapos sucios, no era mejor que la de una vagabunda, pero si la pulía, podría salir adelante. Además, es una esclava. Puedo hacer lo que me plazca con ella.
No sé si es el que ofrece diez monedas de oro, pero la experiencia me ha demostrado que las prostitutas no siempre están dispuestas a jugar conmigo. Algunas mujeres se quedan ahí tiradas como peces en el suelo del mercado. Una esclava, en cambio, está a mi disposición el poder de su vida y muerte, estando así a merced de mis deseos. Pero tal y como están las cosas, prefiero tener en mis brazos a una oveja. Las costillas de sus pechos, eran visibles a través de los huecos de sus ropas desgarradas.
Las protuberancias de su pecho no difieren de las de un chico. Es más grande el niño rico, gordo y grosero. No había forma de que me divirtiera con eso. Tengo que engordarla un poco si quiero tocarla u obligarla a hacer algo. No voy a poder humedecer ese lugar si está como está ahora. “No tienes que apresurarte a comer algo verde e insípido, espera a que madure. Es mía”.
La chica que parecía aburrida me miró como si me viera desde abajo cuando me acerqué a ella. Vi las uñas peladas de sus manos entrelazadas frente a su pecho. Primero tengo que hacer algo al respecto con eso. Si dejo que me agarre la mano con esos dedos, la mía se arrugará. Lo primero que tengo que hacer es deshacerme de las heridas de las mejillas. Me gustaría deshacerme de esa cicatriz, pero parece una herida vieja y no creo que tenga suficiente dinero para deshacerme de ellas por completo.
Por el momento, decido preguntar el nombre de la chica.
– ¿Cómo te llamas?
– Tiana.
– Bien. Yo soy Harris. Soy un aventurero, como puedes ver.
– Sí, Amo, ¿puedo llamarlo así…?
– ¿Hmm?
– Hum. ¿No viniste a devolver la mercancía porque no te caía bien?
– No, no lo hice. Soy el maestro de Tiana.
La expresión de Tiana se iluminó de repente. Se levantó rápidamente e hizo una reverencia.
– Sí, Amo.
– Sígueme.
Me dirijo hacia la torre que se alza al otro lado de la plaza. En el templo anuncié la intención de visita. Cuando hablé con el sacerdote de la recepción y le mostré a Tiana, tenía una mirada de desdén en los ojos. Me dio pereza excusarme, así que intenté preguntarle por el importe del donativo, pero una voz familiar me dijo: «Oh, Dios mío».
– Dios mío. ¿No es el Sr. Harris?
Era Alia, una sacerdotisa que había formado un escuadrón conmigo ayer. Lo más importante es recordar que no estás solo en la toma de decisiones.
– Deberías haberte unido a nosotros para la celebración.
Entonces ella preguntó cuando respondí adecuadamente a su comentario con una simple mirada.
– ¿Puedo ayudaros?
– Sí. Quería pedirte que atendieras a Tiana.
Lo más importante que hay que recordar es que nunca hay que tener miedo de pedir ayuda. “Necesito que la cures”.
Dejo que Tiana acerque el brazo mientras baja la cabeza.
– Es terrible… ¿Lo ha hecho el señor Harris?
La voz de Alia se agudiza.
– Un acto tan indignante contra un oponente el cual no puede defenderse. No he podido presenciarlo, pero sabía que sólo era capaz de hacer trabajos sucios.
Había mucho disgusto en su voz.
Estoy acostumbrado a que me digan estos tipos de comentarios todo el tiempo. No importa cómo me llamen, soy un bandido y no se me conoce el corazón. Ahora no hay nada que pensar. Lo más importante es recordar que no puedes tomarte unos minutos de tu tiempo y dejar que el mundo sepa lo que te traes entre manos.
– ¡No, señora!
Tiana sigue hablando, con cara de perplejidad por haber atraído la atención de todos.
– El maestro nunca haría algo así. Es un hombre amable. Si yo temblara, me cubriría con su propia capa y me daría de comer en vez de comérselo él. Esto no es culpa del maestro.
La sacerdotisa recepcionista de mala cara y Alia están sorprendidas, sobre todo, la última, ella era la más sorprendida. Tiana mira fijamente a Alia sin dar un paso atrás. Al cabo de unos instantes, Alia baja lentamente la cabeza con cara misteriosa.
– Señor Harris. Le pido disculpas por haber sido muy grosera con usted debido a un malentendido.
Alia también se inclinó un poco hacia Tiana.
– ¿Estás bien?
– Sí…
– Yo me encargaré de este asunto, puedes dejármelo a mí.
La sacerdotisa recepcionista se marchó para ocuparse del siguiente visitante.
– Soy un siervo de Dios, pero ese tipo de actitud es inaceptable. La próxima vez que venga a verme, estaré encantada de responsabilizarme del tratamiento de Tiana. Por supuesto, puedes darme un donativo. Te agradezco que me recuerdes la advertencia de no juzgar a las personas por su apariencia u ocupación.
A pesar de tener la boca entreabierta, Alia le tendió la mano a Tiana.
– Ven aquí. Será mejor que te des un baño caliente antes del tratamiento.
Como es la primera vez que voy a la capilla, me dijeron que le diera una visita al lugar.
– Puedes echar un vistazo a la capilla, no me llevará mucho tiempo. No tardaré nada.
Estaba sentado ociosamente en un banco, sin interesarme por Dios, cuando llegó Alia con Tiana. Estaba sin lavar, pero llevaba ropa nueva. Su pelo castaño claro brillaba con el rayo de luz que entraba por la ventana. Aún estaba delgada, pero olía bien y tenía las yemas de los dedos limpias. Y por supuesto ya no temblaba.