1968-capitulo-7
Episodio 7 – De compras.
Me contengo, casi me doy la vuelta y abrazo a Tiana.
– ¡Ah, ya basta!
Grito y Tiana salta del impulso, entonces dejo que se vaya. Como era de esperar, mi hígado no es lo suficientemente grueso como para poder hacer esas cosas en el patio mientras sea de día.
Mirando hacia atrás, veo un pequeño puesto delante de la parte trasera de la habitación. Había un conjunto de mi ropa. Todas olían bien y eran cómodas. Mientras me pongo las mangas y salgo, Tiana se acerca y empieza a limpiar.
– Yo me ocuparé de la armadura.
– Entendido. Lo primero que hay que hacer es asegurarse de que la persona que va a ser la mejor para ti sea lo mejor que tú puedas ser. Lo primero que hay que hacer es asegurarse de que la ropa esté limpia. Quería hacer lo mismo por mi Amo.
– Ah…
“Maldita sea. Quiero que Alia también me lave el cuerpo. Quiero que nos lavemos mutuamente. Si hubiera sido Eisha, no habría podido contenerme. Esa sensualidad que no se puede ocultar con ropa holgada”. Cuando tengo una fantasía lasciva, el recuerdo del aspecto digno de Alia me interrumpe. En la última aventura, le volé la cabeza a un espíritu muerto con mi maza, ¿no? Al instante me siento como si me hubieran rociado con agua fría.
Despertando de mi delirio Tiana me mira con curiosidad mientras me siento en un banco del jardín.
– Amo. Tienes la cara pálida, ¿estás bien?
– Ah. Recuerdo el otro día cuando luchaba en el calabozo.
Tiana se me acerca y me mira con ojos brillantes.
– El Amo es increíble, ¿verdad? El otro día derribaste a un orco en un santiamén, y no puedo creer que te aventures en una mazmorra. Está lleno de peligros, ¿verdad?
– Bueno, sí. Los orcos son lo más bajo de lo bajo. Hay muchos otros monstruos aterradores por ahí.
Tiana abre los ojos muy sorprendida.
– Los monstruos dan miedo, pero también hay trampas peligrosas en las mazmorras. Puedes salir volando muy lejos en un instante, pueden salir gases venenosos, pueden saltar alarmas que atraigan a los monstruos. Incluso los cofres del tesoro pueden ser un desastre si no tienes cuidado.
Tiana se asusta soltando un chillido repentino en voz alta, sin embargo, no tarda en soltar una risita.
– Estoy muy asustada por todo esto. El Amo debe haber experimentado cosas mucho más aterradoras. Las mazmorras son lugares muy peligrosos, o hasta cosas mucho más peligrosas que lo que vivimos. Las mazmorras son lugares donde uno debe ser prudente.
– Bueno, soy bueno detectando y desarmando esas trampas. Tal vez sólo soy bueno con mis manos.
– Seguro que sí. Yo soy una torpe.
– No, no lo eres. Eres una buena cocinera.
– Pero… no soy buena cosiendo… siempre me regañaban por ello.
Tiana mira hacia abajo con cara triste. Gotas de agua caen al suelo.
– Ah, ¿de verdad es para llorar?
Me levanto y abrazo suavemente a Tiana. Ella se pone un poco rígida. Debía de estar sudando por el trabajo, pero olía ligeramente bien. Sin embargo, su piel no está tan firme y seca como debería para su edad. “Hmm, todavía va a tardar un poco”.
Tiana hace un sonido de ‘ajá’.
– Amo, ¿qué le gustaría comer? ¿Quieres comer algo?
– Sí. Me gustaría comer pescado.
– Muy bien. ¿Puedo ir a comprarlo entonces?
Lo pienso un momento. Existe la posibilidad de que me haya tomado desprevenido y se escapara. Quizá se dio cuenta de mis sentimientos cuando le abracé antes. ¿Se ha dado cuenta de que, si se queda aquí para siempre, no acabará recibiendo un abrazo mío? “Bueno, esperemos y veamos”. Por ahora, le di una bolsa que contenía unas cuantas monedas de cobre y otras un poco más pequeñas.
– Me voy.
Se pone un paño recién lavado en un cesto que había en un rincón de la habitación y se marcha de buen humor. Cerré la puerta rápidamente y atravesé las callejuelas para adelantarme a ella. Después de todo, conozco bien las calles y se me dan bien este tipo de acciones encubiertas.
Tiana se acerca a la tienda mientras yo me escondo en la oscuridad por una calle lateral. Al principio se muestra incómoda, pero pronto entabla conversación con la dueña de la tienda.
– ¿Quién soy? Siervo del Amo Harris.
– Tienes buena cara, ¿verdad? ¿Vives en Kamikoji y andas por aquí todo el tiempo?
Su voz se hizo más alta o más baja dependiendo de la dirección del viento.
– Es muy amable conmigo. Antes tenía muchas cicatrices, pero le pidió a una amiga sacerdotisa que me las curara.
– ¿Ese borracho tiene una amiga sacerdotisa?
– La razón por la que parece estar dando vueltas es porque está haciendo un trabajo muy complicado. Así que cuando está en casa, probablemente se lo toma con calma. Seguro que sí.
– Me cuesta creerlo.
– Él me salvó cuando fui atacada por orcos. Lo atacó y derribó en un santiamén. Era tan genial.
– Hmm. ¿Es así? Bueno, si tú lo dices, entonces debo estar equivocada. Ah, sí, sí. Era un pez, ¿no? ¿Qué tal trucha? Es grasosa y está lista para comer.
– Bueno, entonces lo llevó.
Dondequiera que iba, Tiana me elogiaba. Fue una alabanza involuntaria. Al principio la gente del pueblo era escéptica, pero al final decían: «Ah, ¿sí?». No me siento mal por ello. Cuando Tiana volvió los pasos hacia la casa, corrí a casa y la saludé desplomado en el sofá.